11 abril 2006

Sobra información, falta comunicación (Entrevista a Óscar Quezada Macchiavello)


Autor de la tesis “Del mito como forma simbólica a las estructuras y operaciones de su semiosis”, Óscar Quezada Macchiavello desarrolla algunas reflexiones que buscan “profundizar la voluntad de comunicación del hombre “. Con este trabajo, que fue premiado por la Escuela de Post-Grado de la UNMSM por lograr la más alta calificación en el año académico 2005, obtuvo el grado de doctor en filosofía.

En tiempos que Internet impera en las grandes ciudades y cada día brotan nuevas herramientas tecnológicas, la comunicación humana no se ha profundizado; por el contrario, el ser humano está perdiendo de vista dimensiones como la inquietud, la curiosidad y el rigor para indagar, conocer e investigar.
“El hombre está acostumbrándose a sumergirse en una especie de placenta audiovisual, con lo cual deja de lado aspectos como el silencio, la soledad y la reflexión”, anota Quezada Macchiavello, quien destaca la experiencia juvenil del chat como ejemplo de incomunicación. “Creo que los jóvenes que están en la red en realidad están 'enredados'”, comenta con ironía.
Actual decano de la Facultad de Comunicación de la
Universidad de Lima, asegura que “hoy se vive lo que alguna vez Jacobson decía sobre lo fáctico, que consiste en que para algunos lo importante es contactarse, sin que interese el contenido de lo que van a conversar”. Y de inmediato cita al teléfono celular. “Hay gente que se ha vuelto obsesiva con este aparato, pero vive incomunicada”.

Maestro y facilitador
En el plano educativo, sostiene que con Internet el rol del docente tiene que cambiar. “El maestro debe enseñar a poner orden, desechar información; no tanto informar. Los jóvenes disponen de información. La educación tiene que replantearse, el maestro ya no tiene que ser un sujeto que va a clase a informar; más bien va a dar pistas, huellas, claves de análisis”.
El autor del libro “El concepto-signo natural en Ockham” propone: “En este momento, insisto, educar no es tanto informar, sino buscar que el educando esté en capacidad de jerarquizar esa información, de acuerdo a metas, fines u objetivos de trabajo”.
Después advierte: “Yo no diría que es malo que un estudiante o un campesino en los Andes tenga acceso a Internet; lo malo será que tenga un acceso indiscriminado; que no sepa jerarquizar y que su acceso sea un túnel oscuro que lo separe y aliene de lo suyo”.

Cosmovisión hoy
En la tercera parte de su tesis, Quezada se aproxima a la mítica andina, porque en el Perú, a decir de este investigador, existe lo que se conoce como sincretismo, una mezcla de muchas cosmovisiones.
“A la cosmovisión hay que entenderla como una toma de posición y posesión. Es cómo se toma posición del mundo en que se vive. Cómo uno es en el mundo y cómo además construye un centro. En el caso del Ande, por ejemplo, Cusco significa ombligo del mundo; es un centro y la periferia es el espacio ocupado por los llamados 'otros'”, refiere.
En la actualidad, Quezada encuentra que la cosmovisión no es homogénea, es más bien heterogénea, “incluso tiene muchos conflictos, complejidades en su interior, tanto que se puede perfectamente decir que hay una crisis. En muchos de nuestros ámbitos de la vida nacional hay una crisis de cosmovisión; no se sabe bien cómo tomar posesión y desde dónde y para quién. Eso es producto de una perdida de lo propio”.
Luego señala que detrás de la cosmovisión está la identidad, trabajada en su tesis en términos dialécticos: identidad y alteridad. “No hay identidad sin reconocimiento del otro”, subraya.

Símbolo y diábolo
En otro pasaje de la entrevista realizada momentos previos a la premiación, Quezada planteó que “en el mito la forma simbólica no solamente significa unión entre pueblos o comunidades, pues dentro de la forma simbólica está la dinámica del conflicto y la lucha. Si vas a ver la relación entre los incas y los chancas, verás que es una dinámica de conflicto de lucha, pero después existe una dinámica de integración”.
Según Quezada, en el ser humano siempre hay esa tensión, que es dialéctica y simbólica. “Lo opuesto de símbolo en latín es diábolo (diablo). El símbolo es lo que une a los hombres, pero los une en la contrariedad, en la diferencia; no se trata de unión siempre armónica; es una unión en la diferencia, en la divergencia. Pero cuando sólo hay diferencia y separación, cuando yo sólo puedo coexistir en tanto aniquilo y elimino al otro, eso se llama diábolo; es decir, el corte de todo vínculo posible con los seres humanos”.
-
Y esto ocurre actualmente...
-Claro que sí, si tú ves el bombardeo contra Irak, eso es diabólico. Aquí se quiere desaparecer al otro.
-¿Qué hacer para que esto se detenga?
-Dar carta libre a las diferentes manifestaciones de cultura, sin pensar que una tenga que ser superior que la otra.

Desconéctense
Había que saber la opinión de este hombre de la comunicación y la filosofía sobre el desempeño o papel que cumplen en la actualidad los medios masivos de comunicación en una época donde parece abundar información.
“Son la nueva acrópolis o foro de nuestro tiempo. Es un lugar de encuentro que tiene un potencial educativo y comunicativo extraordinarios; pero que la mayor parte de las veces está subordinado y alineado a intereses comerciales, banales; totalmente degradantes muchas veces para el ser humano”.
Según Quezada, las personas y, en especial, los jóvenes de hoy, si desean estar consigo mismo y con sus símbolos, valores y visión del mundo, tienen que aprender a apagar el televisor, la computadora y a desconectarse. “Eso es lo que le diría un filósofo a un joven actual: aprende a desconectarte”.
Ver más:
Imagen 1: Rector Manuel Burga distingue al comunicador y filósofo Óscar Quezada Macchiavello. Imagen 2 e Imagen 3

Nota: Esta entrevista acaba de aparecer en la edición Nº 77 del semanario "San Marcos Semanal", publicación oficial de la UNMSM.


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